El Autor
Fernando de Rojas / 1476-1541
Durante mucho tiempo se dudó acerca de la autoría de
la obra. Se da como seguro que fue Fernando de Rojas,
que nació en Puebla de Montalbán (Toledo), probablemente en 1476. Estudió leyes
en la Universidad de Salamanca y llegó a ser Alcalde Mayor de Talavera (Toledo), donde
murió en el año 1541.
El siglo XV se cierra con la aparición de una de las
obras cumbre de nuestra literatura: La Celestina. Es una época en que el
humanismo ya está en plena vigencia, que
también influye en la obra de Fernando de Rojas. De Italia han llegado nuevas
ideas, la nueva estética que se plasmará
definitivamente en las costumbres, las artes y las letras…
La Frase
“CELESTINA.- La mayor gloria que el secreto oficio de
la abeja se da, a la cual los discretos deben imitar, es que todas las cosas
por ella tocadas convierten en mejor de lo que son. De esta manera me he habido
con las zahareñas razones y esquivas de Melibea. Todo su rigor traigo
convertido en miel, su ira en mansedumbre, su aceleramiento en sosiego. Pues ¿a
qué piensas que iba allá la vieja Celestina, a quien tú, además de tu
merecimiento, magníficamente galardonaste, sino a ablandar su saña, a sufrir su
accidente, a ser escudo de tu ausencia, a recibir en mi manto los golpes, los
desvíos, los menosprecios, desdenes, que muestran aquéllas en los principios de
sus requerimientos de amor, para que sea después en más tenida su dádiva? Que a
quien más quieren, peor hablan. Y si así no fuese, ninguna diferencia habría
entre las públicas que aman, a las escondidas doncellas, si todas dijesen sí a
la entrada de su primer requerimiento, en viendo que de alguno eran amadas. Las
cuales, aunque están abrasadas y encendidas de vivos fuegos de amor, por su
honestidad muestran un frío exterior, un sosegado rostro, un apacible desvío,
un constante ánimo y casto propósito, unas palabras agrias, que la propia
lengua se maravilla del gran sufrimiento suyo, que le hacen forzosamente
confesar al contrario de lo que siente. Así que, para que tú descanses y tengas
reposo, mientras te contare por extenso el proceso de mi habla y la causa que
tuve para entrar, sabe que el fin de su razón fue muy bueno”.
La Obra
En La Celestina se
muestran los trágicos amores de Calisto y Melibea y las malas artes que emplea
la alcahueta Celestina para que se enamoren.
Calisto, un mozo
inteligente y de la aristocracia, ha conocido en una huerta a la bellísima
Melibea, y se ha enamorado de ella. Vuelve a encontrársela en la ciudad, cerca
de la iglesia, y le comunica sus sentimientos; ella lo rechaza. Vuelve Calisto
a su casa y confiesa su amor y su pesar a su criado Sempronio. Éste le propone
que utilice a la vieja Celestina como intermediaria, para que suavice la
aspereza de Melibea
Celestina logra entrar en la mansión de Melibea e intercede en favor del enamorado; consigue vencer su esquivez y la joven corresponde a Calisto. Calisto suele visitar a Melibea trepando a su jardín por una escalera de cuerda; estando en él, se produce en la calle una pelea. El joven, pensando que uno de sus nuevos criados tiene problemas, desea intervenir en ella y al bajar por la escalera cae al vacío. Calisto muere, y Melibea, al saberlo, sube a una torre y se arroja desde lo alto.
La obra termina con el llanto de Pleberio, padre de Melibea.
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