Para
no desentonar volvemos con los clásicos, con la Tragedia Griega, tanto por su
importancia literaria como por su ejemplarizante interpretación de su mundo. A
través de la historia, el hombre ha dirigido
su atención hacia su mundo interior.
Gracias a esta búsqueda de lo intrínsecamente humano hemos podido disfrutar de
grandes producciones artísticas, filosóficas y literarias como las tragedias griegas. En ellas, se narran las aventuras del hombre,
que explora los abismos y vericuetos de su conciencia, todos sus demonios
interiores con sus luces y sus sombras.
En
el año 334 a.C. Aristóteles postuló que la tragedia (mediante una serie de
circunstancias que suscitan piedad o terror) es capaz de lograr que el alma se
eleve y se purifique de sus pasiones.
ESQUILO
Nacido
en Eleusis, 525 a.C.- murió en Sicilia, 456 a.C.) Esquilo vivió en un período de grandeza para
Atenas, tras las victorias contra los persas en las batallas de Maratón y
Salamina, en las que participó directamente, SE CONVIRTIO EN EL PRIMERO DE LOS
GRANDES TRAGICOS DE GRECIA. Tras su primer éxito literario, Los persas
(472 a.C.), Esquilo realizó un viaje a Sicilia, llamado a la corte de Hierón,
adonde volvería unos años más tarde para instalarse definitivamente.
De
las cerca de noventa obras que escribió Esquilo, sólo se han conservado
completas siete, entre ellas una trilogía, la Orestíada (Agamenón,
Las coéforas y Las Euménides, 478 a.C.), Las Suplicantes (490
a.C.), Los Siete contra Tebas (467 a.C.) y Prometeo Encadenado. Esquilo es
considerado el creador de la tragedia griega, a partir de la lírica coral, al
introducir un segundo actor en escena, lo cual permitió independizar el diálogo
del coro, aparte de otras innovaciones en la escenografía y la técnica teatral.
Esquilo
llevó a escena los grandes ciclos mitológicos de la historia de Grecia, a
través de los cuales reflejó la sumisión del hombre a un destino superior
incluso a la voluntad divina, una fatalidad eterna que rige la naturaleza y contra la cual los
actos individuales son estériles. En sus obras, el héroe trágico, que no se
encuentra envuelto en grandes acciones, aparece en el centro de este orden
cósmico; el valor simbólico pasa a primer término, frente al tratamiento
psicológico.
La
Frase
1 Quien se halla libre de desgracia, cuida de no
dar consejos ni reconvenciones a quien es infortunado.
2 Ni aun permaneciendo sentado
junto al fuego de su hogar puede el hombre escapar a la sentencia de su
destino.
3 Los que son envidiados nunca
son completamente felices. Envidados
4 El hombre que nadie envidia no es
feliz.
5 Es una gran felicidad ver a
nuestros hijos alrededor de nosotros; pero de esta buena fortuna nacen las
mayores amarguras del hombre.
6 La mayor parte de los
hombres prefieren parecer que ser.
7 El infortunio es un lazo que
une a los hombres tanto como la misma naturaleza. I
8 Todas las aguas de los ríos no pueden
lavar la mano ensangrentada del homicida.
9 La memoria es la madre de
toda la sabiduría.
10 La mejor salud tiene un
límite; la enfermedad le anda rondando siempre.
La
obra:
El
género trágico represento una perfecta
síntesis de las tensiones culturales que
vivía La Grecia Clásica entre las creencias religiosas tradicionales y las
nuevas tendencias racionalistas y democráticas.
Durante mucho tiempo Grecia fue un centro marítimo y comercial. Pero cuando se invento el teatro y la filosofía se convirtió en el centro del mundo, Atenas, se convirtió en una ciudad cosmopolita. La Historia de la guerra de Troya, las acciones violentas y el erotismo, sin riendas, de los Dioses y de los hombres es la materia prima de la tragedia griega que vulnera la trascendencia moral de lo sagrado y lo telúrico. Quienes asistían a las representaciones teatrales conocían los mitos y las historias griegas por lo que los autores no tenían que explicar nada quedando en libertad para ofrecer sus interpretaciones ceñidas a la costumbre o a su propio criterio.
Durante mucho tiempo Grecia fue un centro marítimo y comercial. Pero cuando se invento el teatro y la filosofía se convirtió en el centro del mundo, Atenas, se convirtió en una ciudad cosmopolita. La Historia de la guerra de Troya, las acciones violentas y el erotismo, sin riendas, de los Dioses y de los hombres es la materia prima de la tragedia griega que vulnera la trascendencia moral de lo sagrado y lo telúrico. Quienes asistían a las representaciones teatrales conocían los mitos y las historias griegas por lo que los autores no tenían que explicar nada quedando en libertad para ofrecer sus interpretaciones ceñidas a la costumbre o a su propio criterio.
La
Orestíada, la primera obra de la
trilogía, que constituye, a su vez, el comienzo de la tragedia que nos presenta la leyenda que Homero acepto como trágicamente gloriosa, ahora aparece como turbia y perversa: Agamenón regresa de las
guerra de Troya victorioso, pero el coro
nos hace pensar que el sitio de Troya no ha sido una victoria sino una
profanación. La guerra es un acto de venganza que está salpicada de mentiras,
atrocidades y obscenidades: (Agamenón sacrifica
a su hija Ifigenia para apaciguar a los Dioses) y de atrocidades en los
momentos más álgidos.
La
Orestíada está compuesta partiendo de dos leyendas: La de Troya y la del Tesoro
de Atreo. Sacrificios, adulterios,
asesinatos. Todo se reduce al crimen primigenio en el que Atreo, padre
de Agamenón, se enfado de tal manera con su
hermano Tiestes que descuartizo a los hijos de este y se los sirvió en
suculento guiso. Uno de los hijos logro
huir del festín: Egisto, que años después seducirá a Clitemnestra, la mujer de
Agamenón, mientras el rey está en Troya, y usurpara el trono. Cuando Agamenón
regresa a casa Clitemnestra lo convence para que baje del carro triunfal a una
esplendida alfombra. Minutos más tarde Clitemnestra y Egisto, que estaba
esperando, arrojan una red sobre el rey y lo matan en su bañera.
En el
resto de la trilogía, los hijos de Agamenón se
vengan de su madre y del amante
de ésta, y las Furias, las arpías castigadoras, acosan a los vengadores. Hasta
que la diosa Atenea convoca a un jurado
formado por atenienses para dictar sentencia. Orestes el hijo de Agamenón es
liberado; la ley triunfa, triunfa la justicia y todo lo que se encontraba entre
tinieblas se desvanece. La Orestíada, probablemente su obra más madura, proporciona una
intensa visión de sus conceptos de justicia y piedad y de su creencia en una
voluntad divina con ayuda de la cual la humanidad puede alcanzar la sabiduría a
través del sufrimiento.
La
trilogía de Esquilo muestra con claridad
los orígenes rituales de la tragedia griega: los primeros recitados del coro conducen al
asesinato por venganza de Agamenón, y así se sucede una tremenda serie de
crímenes y sufrimientos. Tenemos que concluir que el mundo Griego, ese mundo
entre lo Apolíneo y lo Dionisiaco, está firmemente adherido a sus rituales
primigenios, siguen teniendo, a pesar de
la filosofía, el arte y la
democracia, una gran importancia
emocional que los conduce a preferir el drama
a la comedia, al melodrama. En el drama, pasas de participar en las plegarias y
rituales a ser un espectador. Nace el
actor, y nace el espectador. El espectador ve
y oye, pero ni se le ve ni se le oye
Históricamente
fue Pisistrato quien fundó las fiestas panateneas, a las que acudían ciudadanos
de otros estados ciudad para competir. Pisistrato necesitaba ampliar las
relaciones comerciales con otros estados
y ampliar su prestigio para lo que estableció el Teatro de Dionisos:
Dionisos era el dios del sexo, la
diversión y la embriaguez. Y decidió que se celebrara una competición entre los
poetas: Representarían una comedia, una sátira y una tragedia. En los ritos
Dionisiacos los individuos se desentienden por completo de sí mismos
exhibiendo, a menudo, una promiscuidad sexual que invalida las leyes de la
tribu. Este desenfreno pedía a gritos la intervención de Apolo, de la
racionalidad y la creación del coro,
para poder presentarse, transformado, en el devastador arte de la tragedia.
Pero es lo Dionisiaco, el frenesí, la materia prima de la tragedia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario