SAFO
“Eros de nuevo, embriagador, me arrastra,
Dulce-amarga, irresistible bestezuela”
Volver a los clásicos es oportuno y leer a Safo una tentación.
Teniendo en cuenta su oscura reputación debemos reconocer que reverenciada en
el siglo V antes de Cristo, fue
injuriada y ridiculizada a partir del siglo IV. Safo no solo escribía sobre el amor, sino que
escribía del amor entre mujeres y, sus versos sensuales, producían entre los mojigatos censura y
desaprobación. Más de dos mil años después, Baudelaire, Verlaine y otros continuaban en la misma brecha
convirtiéndola en una figura de fantasías literarias pornográficas. El lector
siempre tendrá la última palabra. Les dejo aquí un breve esbozo:
Nació en Grecia hace
unos 2.600 años en la Isla de Lesbos, situada en la ribera oriental del Mar
Egeo, y sobre cuya vida apenas conservamos datos precisos. Se calcula su
nacimiento entre los años 630 y 612, mientras que su muerte se fecha alrededor
del 570. No existe ninguna fuente histórica contemporánea sobre su vida aparte
de sus poemas, y todo lo que sabemos de ella procede de autores posteriores que
no la conocieron directamente. Esto ha contribuido a colocar su figura entre la realidad y la leyenda, lo cual no ha
hecho sino aumentar el interés sobre su
vida y su obra a lo largo de los siglos. Grandes autores como Platón,
Boccaccio, Baudelaire, Lord Byron, Ezra Pound o Virginia Woolf sintieron por
ella gran admiración.
Parece ser que Safo nació en la aldea lesbia
de Eresos, aunque más tarde se trasladó a la capital Mitilene. Desde muy joven
Safo se intereso por la literatura. De
la lectura de sus versos deducimos que pertenecía a una familia noble y
adinerada. Sus versos hablan de emociones intimas, nostalgia, sexo, matrimonio,
separaciones y deseos… como esa invocación a la diosa del amor, Afrodita,
suplicando su ayuda en la busca de una mujer:
“Acúdeme también ahora y líbrame ya
de mis horribles
congojas, cúmpleme que logre
cuanto mi ánimo ansia y
se en esta guerra tu misma mi aliada”
Además de su actividad
literaria y artística, Safo participó asiduamente en las luchas políticas que
tuvieron lugar en Lesbos, y cargó muy duramente contra el tirano Pítaco. Parece
ser que incluso estuvo implicada en una conspiración para matarlo, junto a
Alceo y otros camaradas, y que descubierta esa conspiración, Pítaco les mando
arrestar. Aunque finalmente les perdonó la vida, a cambio hubieron de partir al
exilio. Esto ocurrió en torno al año 593.Su vinculación con las actividades
políticas y la conspiración contra Pitaco le costó el exilio.
El exilio resultó
bastante positivo para su desarrollo intelectual, pues le permitió viajar e
ilustrarse con el contacto de otras culturas. En Siracusa se casó con Kerkilos,
un rico mercader con el que tuvo una hija llamada Kleis. Su casa se convirtió en el centro de la vida cultural
y artística de esta ciudad. Su marido murió pronto y regreso a Lesbos.
En Lesbos Safo fundó una academia, al estilo de Platón, en la que
enseñaba arte, canto, danza y literatura, a un grupo de mujeres jóvenes.
Se sabe que Safo amó
tanto a mujeres como a hombres, algo que entre los antiguos griegos se
consideraba aceptable, y en sus versos cantó su amor hacia las mujeres sin
ningún pudor. Como es bien sabido el
nombre Safo dió origen al término sáfico, mientras el lugar de su nacimiento,
Lesbos, es el origen del término lesbianismo.
Se conocen los nombres de algunas de sus amadas: Anágora,
Eunica, Gongila, Eranna, Telesipa, Andrómeda, Megara, etc, etc... Pero su
alumna favorita siempre fue Atthis. Cuando la familia de Atthis decidió
retirarla de la enseñanza para casarla con un joven , Safo, lamentando la separación, escribió el doloso poema El Adiós a Atthis.
Casi toda su poesía está dedicada a mujeres, y alguna a sus hermanos.
En total escribió nueve libros de odas, epitalamios o canciones nupciales, elegías
e himnos, pero apenas se conserva una mínima parte de ellos. Su poema más
importante es la Oda a Afrodita. También conviene anotar que, ya en pleno siglo
XX se descubrió un papiro con seis fragmentos de sus poemas y la Oda a las Nere
La Obra:
Su obra más destacada
es, como ya hemos dicho, la Oda a Afrodita, en la cual Safo, hablando en primera persona, pide a la diosa que le
sean otorgados los amores de alguien. Para Safo Afrodita es la diosa que
concede los favores amatorios, es la confidente, la que intercede, la que acude
cuando el sentimiento amoroso conduce a la locura.
La obra sáfica es por
lo tanto revolucionaria en cuanto estructura una visión del mundo desde el
paradigma femenino, subvirtiendo la mirada masculina que caracterizaba la Edad Arcaica:
El mundo heroico de la poesía épica y las gestas militares del pasado.
Dando paso a un mundo sensible, delicado
y suave, al mundo femenino. La obra de Safo es subjetiva, toma como objeto de su arte
su propia interioridad; vacía sus sentimientos, su alma en sus versos, para que
quien los lea se identifiquen con
ellos o se disocien, pues no hay
términos medios.
En muchos lugares de la
antigua Grecia, la mujer gozó prácticamente de todos los derechos que tenían
los hombres. Estos beneficios también incluyeron a Lesbos, que como isla de
tránsito, recibía la influencia de varias culturas que le daban un aspecto
bastante liberal y cosmopolita.
Sin embargo en Atenas
no ocurría así, sino más bien al contrario, y por eso Safo comenzó a recibir
los primeros descalificativos ya en vida, por parte de diversos autores
principalmente de Atenas, una sociedad donde solamente las cortesanas
(hetairas) tenían acceso a la cultura y la vida social, mientras el resto se
quedaban en casa sin poder optar a una educación y ocupándose de las labores
domésticas. Esto nos da una idea del pensamiento con el que Safo fundó su
academia, en un acto de llevar la contraria a las ideas atenienses.
Los historiadores y la
historia de la literatura han dejado de
lado a Safo, aunque en Grecia después de su muerte se llegaron a acuñar monedas
y erigir estatuas con su imagen. Platón se
refirió a ella como la Décima musa. Muchos autores posteriores la injuriaron, a pesar de lo cual ella sigue siendo
la mujer más importante de la
Grecia Clásica.
Hoy por hoy, sus poemas
suponen todo un guiño para los
movimientos der Gays y lesbianas de todo
el mundo. Hoy, Safo, vuelve a ser reivindicada, por el ejemplo que suponen su
vida y su obra para la igualdad de los
sexos.
El Adiós a Atthis"
Vete tranquila.
No te olvides de mí porque sabes, debes saber, que yo estaré siempre a tu lado.
Y si no quieres saberlo, te recordaré lo que tú olvidas:
muchas horas felices pasamos juntas;
han sido muchas las coronas de violetas, de rosas, de flor de azafrán
y ramos de eneldo que junto a mí te ceñiste.
Han sido muchas las veces que bálsamo de mirra y regio ungüento,
derramaste sobre mi cabeza. Yo no podré olvidarlo y tú, tampoco.
Igual a los dioses me parece el hombre dichoso que te abraza
y te oye en silencio con tu voz de plata y tu sonrisa risueña...
Cuán cara y hermosa era la vida que vivimos juntas.
Pues entonces, con guirnaldas de violetas y dulces rosas cubrías junto a mí tus rizos, ondeantes.
Y con abundantes aromas preciosos y exquisitos ungías tu piel fresca y joven en mi regazo y no había colina ni arroyo ni lugar sagrado que no visitáramos danzando...
Otro de sus poemas en el que se aprecia su homosexualidad es el siguiente:
De ella ver quisiera su andar amable
Y la clara luz de su rostro antes
Que a los carros lidios o a mil guerreros
Llenos de armas...
La luna luminosa huyó con las Pléyades.
La noche silenciosa ya llega a la mitad
La hora ya pasó y en vela sola en mi lecho,
suelto la rienda al llanto sin esperar piedad.
El amor, ese ser invencible, dulce y amargo que desata los miembros, de nuevo acude a mí.
Él ha agitado mis entrañas como el huracán sacude monte abajo las encinas.
Luchar contra el amor es vano, pues como un niño hacia su madre, vuelo a él.
Mi alma está dividida: algo la detiene aquí, pero algo la jala para en amor vivir...
Vete tranquila.
No te olvides de mí porque sabes, debes saber, que yo estaré siempre a tu lado.
Y si no quieres saberlo, te recordaré lo que tú olvidas:
muchas horas felices pasamos juntas;
han sido muchas las coronas de violetas, de rosas, de flor de azafrán
y ramos de eneldo que junto a mí te ceñiste.
Han sido muchas las veces que bálsamo de mirra y regio ungüento,
derramaste sobre mi cabeza. Yo no podré olvidarlo y tú, tampoco.
Igual a los dioses me parece el hombre dichoso que te abraza
y te oye en silencio con tu voz de plata y tu sonrisa risueña...
Cuán cara y hermosa era la vida que vivimos juntas.
Pues entonces, con guirnaldas de violetas y dulces rosas cubrías junto a mí tus rizos, ondeantes.
Y con abundantes aromas preciosos y exquisitos ungías tu piel fresca y joven en mi regazo y no había colina ni arroyo ni lugar sagrado que no visitáramos danzando...
Otro de sus poemas en el que se aprecia su homosexualidad es el siguiente:
De ella ver quisiera su andar amable
Y la clara luz de su rostro antes
Que a los carros lidios o a mil guerreros
Llenos de armas...
La luna luminosa huyó con las Pléyades.
La noche silenciosa ya llega a la mitad
La hora ya pasó y en vela sola en mi lecho,
suelto la rienda al llanto sin esperar piedad.
El amor, ese ser invencible, dulce y amargo que desata los miembros, de nuevo acude a mí.
Él ha agitado mis entrañas como el huracán sacude monte abajo las encinas.
Luchar contra el amor es vano, pues como un niño hacia su madre, vuelo a él.
Mi alma está dividida: algo la detiene aquí, pero algo la jala para en amor vivir...
La Frase:
Morirás, bella
joven;
ni servirá ser bella,
ni quedará memoria
de ti sobre la tierra,
porque las frescas rosas
no has gozado de Pieria:
y así desconocida
irás a las cavernas
del horroroso Dite,
ni será quien te vea
cuando en las vanas sombras
des fugitivas vueltas.
ni servirá ser bella,
ni quedará memoria
de ti sobre la tierra,
porque las frescas rosas
no has gozado de Pieria:
y así desconocida
irás a las cavernas
del horroroso Dite,
ni será quien te vea
cuando en las vanas sombras
des fugitivas vueltas.
Carlos Herrera Rozo-
increible poder disfrutar de estas maravillosas líneas llenas de encanto, tanto por lo que expresan como por la magia que las ha envuelto con el paso de los siglos
ResponderEliminar