SOFOCLES
Seguimos
con los clásicos y no por presumir de
intelectuales sino porque comprendemos
que releer dichas obras nos conduce al máximo placer de la lectura, a
desentrañar la vida, conocer sus misterios y, de alguna manera, reconocer
nuestros más caros anhelos.
Leer
es mimetizarse con lo leído y, en el
mejor de los casos, identificarse con algún personaje para vivir en él la
historia en primera persona, hacer parte de la ficción, relacionarse con la
alteralidad, la nuestra, la ajena o la de la literatura que a diferencia de los
amigos, del otro de carne y hueso, permanece intacta esperándonos para darnos
sosiego o enseñarnos algo nuevo; los amigos, la familia, los seres cercanos a
los que queremos, por contingencias de la vida pueden desaparecer, la
literatura no.
Las
grandes obras de la literatura, en el mundo de hoy son aquellas que
sobreviven a la actual era de la
información más allá del cine y del gran
hermano y de las series televisivas, aquellas que seguiremos leyendo y releyendo como Hamlet, El Quijote,
El Rey Lear, Edipo Rey, Grandes Esperanzas, Cien años de soledad o cualquiera
de las que hemos glosado en estas
páginas. Por todo ello, nuestro autor es hoy Sófocles y su obra Edipo Rey.
Uno
de los tres grandes dramaturgos de la antigua Atenas, junto con Esquilo y
Eurípides. Sófocles nació en Colona alrededor del año 496 a.C. Sófocles recibió la mejor educación
aristocrática tradicional. De joven fue llamado a dirigir el coro de muchachos
para celebrar la victoria naval de Salamina en el año 480 a.C. En el 468 a.C.,
a la edad de 28 años, derrotó a Esquilo, cuya preeminencia como poeta trágico
había sido indiscutible hasta entonces. En el 441 a.C. fue derrotado a su vez
por Eurípides en uno de los concursos dramáticos que se celebraban anualmente
en Atenas. Sin embargo, a partir del 468 a.C., Sófocles ganó el primer premio
en veinte ocasiones, y obtuvo en muchas otras el segundo. Su vida, que concluyó
en el año 406 a.C., cuando el escritor contaba casi noventa años, coincidió con
el periodo de esplendor de Atenas. Pese a no comprometerse activamente en la
vida política y carecer de aspiraciones militares, fue elegido por los
atenienses en dos ocasiones para desempeñar una importante función militar.
Sófocles escribió más de cien piezas dramáticas, de las cuales se conservan siete tragedias completas y fragmentos de otras ochenta o noventa. Las siete obras conservadas son Antígona, Edipo Rey, Electra, Áyax, Las Traquinias, Filoctetes y Edipo en Colono. También se conserva un gran fragmento del drama satírico Los sabuesos, descubierto en un papiro egipcio alrededor del siglo XX. Le siguen Antígona y Las Traquinias (posteriores a 441 a.C.). Edipo Rey y Electra datan del 430 al 415 a.C. Se sabe que Filoctetes fue escrita en el año 409 a.C. Estas siete tragedias se consideran sobresalientes por la fuerza y la complejidad de su trama y su estilo dramático, y al menos tres de ellas Antígona, Edipo Rey y Edipo en Colono son consideradas unánimemente como obras maestras. Antígona propone uno de los principales temas del autor: el carácter de los protagonistas, las decisiones que toman y las consecuencias, a menudo dolorosas, de estos dictados de la voluntad personal. Edipo Rey, merecidamente famosa por su impecable construcción, su fuerza dramática y su eficaz ironía, fue considerada por Aristóteles en su Poética, como la más representativa, y en muchos aspectos la más perfecta, de las tragedias griegas.
Sófocles escribió más de cien piezas dramáticas, de las cuales se conservan siete tragedias completas y fragmentos de otras ochenta o noventa. Las siete obras conservadas son Antígona, Edipo Rey, Electra, Áyax, Las Traquinias, Filoctetes y Edipo en Colono. También se conserva un gran fragmento del drama satírico Los sabuesos, descubierto en un papiro egipcio alrededor del siglo XX. Le siguen Antígona y Las Traquinias (posteriores a 441 a.C.). Edipo Rey y Electra datan del 430 al 415 a.C. Se sabe que Filoctetes fue escrita en el año 409 a.C. Estas siete tragedias se consideran sobresalientes por la fuerza y la complejidad de su trama y su estilo dramático, y al menos tres de ellas Antígona, Edipo Rey y Edipo en Colono son consideradas unánimemente como obras maestras. Antígona propone uno de los principales temas del autor: el carácter de los protagonistas, las decisiones que toman y las consecuencias, a menudo dolorosas, de estos dictados de la voluntad personal. Edipo Rey, merecidamente famosa por su impecable construcción, su fuerza dramática y su eficaz ironía, fue considerada por Aristóteles en su Poética, como la más representativa, y en muchos aspectos la más perfecta, de las tragedias griegas.
La Frase
“Oh habitantes de mi patria, Tebas, mirad: he aquí a Edipo, el que solucionó los famosos enigmas y fue hombre poderosísimo; aquel al que los ciudadanos miraban con envidia por su destino! ¡En qué cúmulo de terribles desgracias ha venido a parar! De modo que ningún mortal puede considerar a nadie feliz con la mira puesta en el último día, hasta que llegue al término de su vida sin haber sufrido nada doloroso”.
La Obra.
La más famosa
de las tragedias griegas es sin lugar a
dudas Edipo Rey. En ella hay algo particularmente amenazador y terrible. La
historia surge de dos profecías entrelazadas procedentes del oráculo de Apolo:
Layo y Yocasta tuvieron un hijo, el oráculo vaticino que aquel niño mataría a su padre. Layo, su
padre, dominado por el pánico, envía al niño
a recibir la muerte a un bosque.
Años después, Edipo, un huérfano criado por el rey y de Corinto, un estado vecino, oye que su destino, según el oráculo, es matar a su
padre y casarse con su madre. En síntesis un padre oye que será asesinado por
su hijo y en consecuencia se deshace de
él; del otro lado un hijo escucha que matara a su padre y se casara con
su madre y por tanto huye del lado de
quienes cree que son sus padres
verdaderos-
La obra de Sófocles
es una estructura de temores, una trama
de sospechas que se apaciguan o se inflaman para al final quedar
definitivamente aclaradas. La trama crea una ironía dramática, el espectador,
el publico sabe lo que Edipo ignora,
pero también crea, da la sensación de
una ironía intrínseca de la vida, sin quererlo, nos convertimos en aquello que
queremos evitar, somos lo que odiamos: Edipo es grande porque a pesar de
que lo que descubre constituye una
sentencia, un peligro para él sigue adelante.
“Además,
¿estoy profanando el lecho del muerto,
Con estas
manos que le quitaron la vida? ¿No soy
un vil?
¿No soy la hez de la impureza?
A mis manos
murieron todos….
Sófocles crea
una enorme furia promovida por una
enorme voluntad. La tragedia nos perturba porque sugiere que podemos ser
inteligentes y rudos –Matar al padre y acostarse con la madre- sujeto por una
fuerza irracional incontrolable. Así funciona el universo. Los hombres
inteligentes, los poderosos no están exentos ni más libres que los tontos de cometer actos de barbarie. No es el destino el que nos acomete para que
obremos en determinado sentido, no, es la
falta de visión, de perspectiva, en
síntesis la ceguera la que nos aparta de
la verdad, del conocimiento así queramos
alcanzarlo.
Federico
Nietzsche en El Origen De La Tragedia
afirma: “En Esquilo la nausea queda disuelta en el terror sublime frente
a la sabiduría del orden del mundo, que resulta difícil de conocer debido únicamente a la debilidad del ser
humano. En Sófocles ese terror es toda vía
más grande, pues aquella sabiduría es
totalmente insondable. Es el estado de ánimo, más puro, de la piedad, en el que
no hay lucha, mientras que el estado de ánimo en Esquilo tiene constantemente la tarea de
justificar la administración de la
justicia por los dioses, y por ello se detiene siempre ante nuevos
problemas. El límite del ser humano, que Apolo ordena investigar, es
cognoscible para Sófocles, pero es más estrecho y restringido de lo que Apolo
opinaba en la época pre-dionisiaca-. La
falta de conocimiento que el ser humano tiene
acerca de si mismo – su ceguera- es el problema de Sófocles, la falta de conocimiento que el ser
humano tiene de los dioses es el problema de Esquilo”
Carlos Herrera Rozo
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